La enterré en el jardín de mi departamento.
Ahí, junto a las viejas plantas,
no más abajo
ni más arriba, pues
se juntará conmigo alguna vez.
Ahora ella ya se fue con sus
plumas,
su canto y sus anaranjadas
mejillas.
Y yo, materialista que no cree
en el celeste cielo prometido para ningún humano,
para esta ninfa o para todo
animalito
creo en el cielo, sí, creo en un
cielo
donde yo no entraré, pero ella
me espera
graznando piropos
para que yo al llegar,
encuentre amigos.
Parafraseando a Pablo Neruda y
su poema “Un perro a muerto”
...a los meses..nuestro compañero Dodó también partió.... como todo.