Habermas.
Si partimos del supuesto que la IDENTIDAD no es una herencia biológica, si no más bien un proceso social construido por ciertas relaciones de diferencia que fluyen en un grupo humano; podríamos suponer también que este conjunto de diferencias son generadas y mantenidas en espacios institucionalizados ( el llamado territorio nacional) como estrategias políticas para establecer cierto orden y control sobre sus habitantes, lo cual se visibiliza en el emplazamiento de FRONTERAS y límites, y que al mismo tiempo implica la aparición de una serie de exclusiones sobre todo aquello NO identificable con la matriz normativa que los cobija y guarda.
Extranjeros, migrantes, pobres, o indeseables se constituyen como categorías periféricas y marginales respecto de aquella cultura dominante.
Sin embargo, en el VIAJE, o mejor dicho en el devenir del viaje, las fronteras se hacen porosas, el sujeto se constituye a partir de sus experiencias comunicativas y no desde convenciones únicas o inmutables, lo cual permite intercambio, interferencia y desplazamientos. Pues el viajante o NÓMADE define su accionar como la subversión frente a proclamas de esquemas absolutos, para CREAR vínculos incluyentes, colectivos y de colaboración participativa.
La tarjeta postal (el GRABADO) se instala como el sujeto de intercambio mediante el cual se ocupa y transgreden las fronteras para deconstruir y reflexionar sobre aquellas inamovibles identidades que generalmente nos separan.