martes, 26 de febrero de 2008

Arte y Mito I*

Frente a las dos propuestas iconográficas que se me ha pedido reseñar para este encuentro el arte medieval y el arte precolombino, quisiera contaminar algunos significados para tensionar ciertos discursos sobre lo mítico. De igual modo la presentación visual que van a ver esta pensada desde esta misma perspectiva. Advertirán entonces un permanente enfrentamiento entre las imágenes.
Ahora bien, la pregunta que uno podría hacerse sería para qué?. El asunto radica en una inquietud personal que tiene que ver con el saber y el poder que me gustaría ir desarrollando en esta exposición.
Mi supuesto de trabajo es que la narración mítica se constituye como uno de los soportes del pensamiento religioso que articula el o parte del tramado social de un grupo, brindándole la estabilidad y supervivencia en cuanto supuestos relacionados con origen, sentido, destino, entre otros. Sin embargo la legitimación de esta representación subjetiva del mundo sustentará la aparición de discursividades dominantes y hegemónicas, las que estructurarán prácticas sociales que favorecen el ejercicio de poder que ejercen unos sobre otros, o que despliega un grupo sobre otros. En este sentido y aunque pueda sonar un poco paradójico veo más semejanzas que diferencias entre una manifestación artística y otra.
El mito se constituye, entonces en el paradigma, en el modelo que un grupo o comunidad social debe seguir y preservar a través del rito.
Siguiendo este recorrido cito a Emile Durkeim, quien rechaza la noción de que el mito surge de fenómenos extraordinarios de la naturaleza. En su propuesta de análisis, señala que la naturaleza se articula como un modelo de regularidad y que es observable a partir de ciclos ordinarios de actividad. Los mitos expresarían la manera como una sociedad representa la humanidad y el mundo y constituyen un sistema de relaciones que determinan formas de actuar y de pensar este mundo.
Los mitos y los ritos mantendrían y renovarían las creencias morales, y sociales de una comunidad, por tanto darían legitimidad al orden de la sociedad. Sobre esta idea, parto contextualizando el tema para este trabajo y lo hago con la lectura de dos textos fundacionales para el ordenamiento de estas dos sociedades como son la medieval y la precolombina en mesoamerica.
Ambos relatos, el Génesis y el Popol Vuh se constituyen como el origen del mundo conocido y sin entrar en problemáticas sobre la traducción que es otro asunto en la configuración de estos relatos, ambos se convierten en el soporte para la aparición de toda una rica iconografía que en cierta forma fija, ya sea, en la pared de los recintos sagrados, en las vasijas rituales, en los textiles, etc, aquella narración que fue trasmitida principalmente de manera oral. Es decir, se articula una especie de memoria visual que registra, y al mismo tiempo conserva la voz de la palabra. Recordemos que el texto escrito no es de uso público, ni en América, ni Europa, sino más bien son el saber conservado y atesorado por las castas dirigentes cuyas interpretaciones son mediatizadas a través de los discursos. Las imágenes serían entonces un instrumental comunicativo del ordenamiento social y cultural, el recuerdo permanente de los sucesos acontecidos y a los cuales debemos adscribir.

Si observamos la imagen siguiente que corresponde a una pintura mural del Románico español veremos dos momentos de la historia sagrada: la creación de adán en el paño izquierdo y la tentación de eva en el sector derecho. Si atendemos a su disposición espacial advertimos que la composición esta basada en la secuencialidad narrativa. Gracias al texto reconocemos rápidamente el contexto de los signos que aparecen en la imagen: un hombre barbado desnudo, sostenido por otro, vestido con una aureola que lo distinguiría como el dios creador o Yavé, sin embargo lo que define su significado es la imagen continua, el árbol, el hombre desnudo que cubre con su mano una genitalidad inexistente,el árbol, una serpiente, una mujer desnuda que sostiene algo en su mano, siguiendo la narración obviamente diremos que es la manzana, con la otra mano se cubre el pubis, el texto bíblico acota: “Entonces, yavé formó al hombre con polvo de la tierra y sopló en sus narices aliento de vida, y existió el hombre con aliento y vida….Yavé hizo brotar del suelo toda clase de árboles agradables a la vista y buenos para comer, y puso en medio el árbol de la vida y el árbol de la ciencia del bien y el mal” Luego el texto continua “Tomo de su fruto y comió y se lo pasó enseguida a su marido, que andaba con ella, quién también lo comió. Entonces se les abrieron los ojos y se dieron cuenta que estaban desnudos”.

Esta otra imagen, corresponde a una plato maya, aparecen dos personajes en los extremos con una especie de palo que sostienen en su boca, en el centro sobre un especie de altar otro ser con plumas, el texto mítico nos acota aún más la información: son los gemelos Hunahpú e Ixbalanqué, y en el centro Vucub Caquis; la narración relata: “yo soy el sol, yo soy la luna, para el linaje humano…De esta manera hablaba Vucub-Caquix. Pero en realidad, Vucub-Caquix no era el sol, solamente se vanagloriaba de sus plumas y riquezas”. Luego el relato continua “Este es el principio de la derrota y de la ruina de la gloria de Vucub-caquix por los dos muchachos, el primero de los cuales se llamaba Hunahpú y el segundo Ixbalanqué. Estos eran dioses verdaderamente. Como veían el mal que hacía el soberbio…dijeron…no está bien que esto sea así, cuando el hombre no vive todavía aquí sobre la tierra. Así, pues, probaremos a tirarle con la cerbatana cuando esté comiendo”…Finalmente el texto señala: “Vucub-Caquix tenía un gran árbol de nance, cuya fruta era la comida de Vucub-Caquix. Este venía cada día junto al nance y se subía a la cima del árbol. Hunahpú e Ixbalanqué, habiéndose puesto en acecho de Vucub-Caquix al pie del árbol, escondidos entre las hojas”….
Me permito señalar hasta entonces que, si bien es cierto la iconografía pudiera poner de manifiesto la enorme diferencia entre el mundo medieval y el precolombino, no me parece advertir tanta distancia si consideramos que ambas producciones visuales se enmarcan en algunos supuestos que considero básicos.
Primero, Las imágenes se constituyen casi exclusivamente a partir de la referencia descriptiva que otorga el dato narrativo. Por otra parte, la función primordial de ellas es, conmemorar el hecho acontecido para preservar su recuerdo y por tanto establecer ciertos dogmas de creencia que la comunidad entera debe acatar para así mantener el orden establecido….por Dios….por los Dioses….. o por quienes conservan el saber y por tanto el poder.

La diosa COATLICUE, la de la falda de serpientes, diosa de la tierra, ocupaba un lugar de importancia en el panteón mexica. Cuenta el mito, que Coatlicue es la madre de HUITZILOPOCHTLI a quien engendró luego que una bola de plumas que cayó del cielo, le tocara el pecho, cuando ella estaba barriendo en el templo. Este embarazo misterioso ofendió a sus otros hijos quienes decidieron matarla, sin embargo antes que ello ocurriera huitzilopochtli salió de su vientre completamente armado y acabó con ellos. Aparece también asocociada a TONANTZIN (nuestra madre) o TETEOINAN (madre de los dioses).
Si atendemos a la imagen podemos observar que en lugar de cabezas aparecen dos serpientes enfrentadas y sus perfiles forman un frente uniendo sus fauces al centro; muestra además una lengua bífida que sale de la boca y los colmillos; en el cuello lleva un collar de manos y corazones que en el centro termina con un cráneo, el cual cubre sus senos flácidos. Sus brazos han sido reemplazados por serpientes. Lo mismo ocurre con el cinturón; el faldón está formado por cuerpos de serpientes con cascabeles en la cola. En la base del monolito se labró un relieve del dios de la tierra TLALTECUHTLI por lo que también se le ha asociado al dios de la muerte MICTLANTECUHTLI.

La imagen siguiente que corresponde a la virgen de Montserrat, talla realizada durante el románico, podemos observar el ocultamiento del cuerpo en la regularidad de los pliegues del vestido, ella sostiene en un extremo al niño-rey y por otra parte una esfera que se ha asociado al mundo y también a la manzana del génesis. Celada señala “ofrece una manzana, nuevo símbolo de la concordia y perdón del castigo del pecado original”. De igual modo Buesa acota “ ilustra el símbolo de la virgen como la nueva eva que vendría a salvar lo que se había perdido por este fruto”. El niño Jesús sostiene la esfera-mundo y levanta su mano en señal de bendición.
Si vemos las siguientes imágenes, en la de la izquierda la composición se torna radicalmente simétrica, los atributos de la vestimenta y tocado son acentuados y exacerbados por el dorado que la cubre. La imagen de la derecha, aunque bajo un tratamiento menos intrincado que la anterior se estructura bajo los mismos modos composicionales; figura sentada, sobredimensionada, sostiene al niño quien levanta su mano derecha, ella tiene en su mano un cetro de luz, y en otras representaciones otro elemento significante de la narrativa mariana.
Diríamos que la madre se constituirá en un símbolo fundacional para ambas culturas. Se convierte en deidad pues concibe en su vientre al héroe. De igual modo el arquetipo materno irá aglutinando para sí otras características asociadas a la tierra, la protección, el cobijo, etc. Sin embargo creo advertir que para el mundo románico y el precolombino, la ternura (característica tan expuesta en el arte barroco con posterioridad) no es una idea configurada en la imagen de la madre.
Visualmente hay un predominio de las rectas, el plano y la simetría, lo cual la acerca más hacia un hieratismo geometrizante de las formas. La Madre-serpiente se convierte en la exaltación del poder estatal mexica. La Madre-María sostiene el símbolo del poder católico en el mundo europeo.
Ahora bien, sin pretender establecer comparaciones reduccionistas quisiera señalar que la narración mítica organizó y estructuró las creencias de un pueblo, salvaguardando su organización moral puesto que instauró reglas prácticas que los individuos debían acatar y aunque como señala Cassirer, el mito es una expresión objetivada de la emoción (de la cual surge) en esta expresión, la identidad y los valores básicos de un grupo adoptan un significado absoluto. En el mundo medieval la doctrina católica se convertirá en un saber absoluto, lo mismo ocurrirá con la cultura mexica que impondrá su panteón ritual en gran parte de mesoamérica. Sin embargo estas dos hegemonías se verán enfrentadas en el proceso de conquista y una prevalecerá sobre la otra, estableciéndose una nueva iconografía y por tanto un nuevo modelo del saber que verá en el proceso de extirpación de idolatrías un mecanismo eficaz de colonización. La nueva religión desplazará de su lugar a las antiguas elites mexicas encargadas del culto, del saber y del poder.
La iconografía cristiana asociada al mal, a satanás o leviatán se verá vinculada a signos como la serpiente, la calavera, los reptiles, las aves nocturnas, etc y al confrontarse con las imágenes precolombinas pareciera que estuviesen reflejados a sí mismos. Pensemos en imágenes como la Coatlicue. La lujuria lleva la calavera de la muerte y Jesús es tentado por una especie de monstruo serpentino. Las imágenes paganas deberán ser convertidas, transformadas e incluso olvidadas, pero como sabemos frente a los discursos ortodoxos, generalmente encontramos operaciones de resistencia. Si observamos el arte contemporáneo latinoamericano podemos advertir algo de estas propuestas.
Para terminar, si bien es cierto desde la colonia el dogma católico-español-vencedor impondrá su imaginario a los vencidos, el siglo XVIII propondrá nuevas mitologías que volverán a acercar estas dos visiones hacia los márgenes de la razón. La luz de la ilustración racionalista convertirá al mundo medieval en un lugar para el oscurantismo y el fanatismo, el mundo precolombino en un sitio para el salvajismo y la superstición, y por tanto el mito una invención de culturas menores y las artes una disciplina que no alcanzó su madurez y esplendor.
Como dice Foucault para que hacer todo esto?, con el fin de saber lo que somos hoy.

* extracto de ponencia para el I Encuentro de Arte y Mito, UMCE, 2006

No hay comentarios: