martes, 26 de febrero de 2008

Gótico. una reflexión.


El gótico fue la denominación dada para un estilo artístico, principalmente arquitectónico que se desarrolló durante los siglos X y XIV aproximadamente, y que fue acuñado por Vasari, para establecer una diferenciación respecto de las artes del Renacimiento.
Vasari organizó su discurso a partir de la idea de la continuidad en la historia, es decir su argumento se estableció en la creencia que el arte había logrado su máxima culminación en la antigüedad greco-romana, después de la cual le siguió un prolongado período de decadencia que había sido iniciado en los albores del cristianismo y que se había acentuado a partir de las formas estilísticas de bárbaros y bizantinos.
Al denominar gótico, Vasari utiliza expresiones como maniera bárbara o tedesca que difiere de las artes antiguas y de las modernas (renacentistas) puesto que su construcción de lo bello, que se articuló como residuo de lo simbólico, es reemplazado por el concepto de la forma bella en sí. A propósito de ello Vasari señala: “...este orden ha sido abandonado por nuestros buenos artistas por considerarlo monstruoso, bárbaro y carente de armonía. Mas que orden puede llamarse desorden y confusión a los edificios así construidos, que en gran número han corrompido el buen gusto...quiera Dios librar a los pueblos de caer en el error de concebir tales edificios, que por su deformidad y por carecer en absoluto de la belleza de nuestros estilos, no son dignos de que los describamos”.
Es necesario señalar, sin embargo, que esta denominación de lo gótico no se restringió sólo a Vasari, sino más bien sus palabras establecieron el eco de otras discursividades que argumentaron el pensamiento clasicista de la época, la que vino a condenar al oscurantismo y segregación a las artes de los siglos anteriores y confirieron a la “época moderna” su distinción de luminosidad y belleza racionalista.
Lo gótico, quedó definido entonces como aquel estilo irracional, desmedido, tenebroso y alejado de todo orden mesurado y equilibrado.
Las fronteras quedaron establecidas.
Incluso más, etimológicamente la palabra gótico proviene del latín gothicus, perteneciente o relativo a los godos, pueblo germano que se estableció en la frontera del imperio romano y que fue usado peyorativamente por esos últimos para denominar a estas tribus germanas, todas ellas “bárbaras”, extranjeras que no hablaban su lengua y por lo tanto no pertenecían a su “civilización” y a su orden de imago mundi.
Es decir, el concepto gótico se estableció a través de los siglos como la condición marginal de referencia para inscribir aquello nocturno, extraño e incluso monstruoso que debía ser alejado, recluido a los espacios de la sombra.
El gótico entonces se estableció como el paradigma de lo negado, de aquello no existente para los parámetros de la normalidad iluminada que tuvo su punto de mayor auge durante el siglo XVIII con la explosión racionalista del Iluminismo y la estética del neoclacisismo.
Cabe destacar que esta construcción del imaginario cultural del “Siglo de las Luces”, afianzó una forma de pensamiento dominante que sembró sus raíces y desplegó textualidades bajo la mirada objetivista del mundo.
Este ámbito se acrecentó con el desarrollo tecnológico, social y político de esta época.
Sin embargo esta visión de solidez, comenzó a fracturarse con la aparición del Romanticismo, movimiento artístico y cultural que se desarrolló en la primera mitad del siglo XIX, quien establecerá una re-visión de las temáticas de lo nocturno, en donde se abrirán nuevos diálogos que acentuaron otras formas de experiencias de conocimiento legítimo, que no se restringían sólo al pensamiento racional establecidos por el mundo moderno.
El goticismo vino a constituirse como la sustento melancólico de la vida extrañada y añorada por el pensador-poeta que deambula agobiado en el mundo.
Esta erosión emprendida por el Romanticismo, será uno de los síntomas de explosión que definirá muchas de las vertientes del siglo XX.
Ahora bien, sobre la definición del Gótico, podemos establecer entonces, dos aspectos relevantes para establecer un campo de acción teórica y sobre la cual nos aventuramos: uno, el límite, la negación; el margen que determina aquello otro que no se adscribe a los sustentos de lo establecido como orden, es decir aquello caótico, desordenado e incluso monstruoso que habita y pernocta como espectro de la realidad.
Un segundo aspecto, su carácter rebelde que se afianza en la exaltación de sí, a través de sus imágenes. La ruina latente de un esplendor pasado que es reinsertado en la mirada romántica como la reacción nostálgica y revolucionaria frente a los tópicos dominantes de una época.
Quedan establecidos de este modo aspectos de trasmisión simbólica que serán utilizados luego para configurar una visión sobre la aparición y expansión de lo gótico durante estas últimas décadas.
Es necesario en este punto acotar un aspecto que quizás no haya quedado demasiado en evidencia. El gótico del cual establecemos texto no aproxima su mirada directa hacia el mundo del siglo XIII, no. Este estilo se constituye como la pre-historia del gótico; esto pareciera una contradicción, pero la imagen de lo gótico se irá articulando desde el Renacimiento en cuanto margen abismal que lo separa de lo moderno, y que tendrá su re-escritura de mayor significación durante el Romanticismo. Es sobre esta mirada, es decir a través del lente romántico es que vemos y construimos un imaginario de lo gótico, incluso más el “Gótico" es el primer Romántico.
* extracto de borrador sobre Fiestas Góticas. 2003

1 comentario:

Helí dijo...

Con independencia a la denominación peyorativa de Vasari, el gótico nace en Francia con el abad Surger (St. Denis)ante las exigencias de San Bernardo de Claravall de integrar a los templos en la naturaleza y servirse de ella como conexión con Dios.

La construcción de catedrales impuso a los canteros una alta especialización, por lo que el carácter de gremio, su vida itinerante, su lógica endogamia y el léxico propio de la profesión, fueron las causas del nacimiento de lógias y su prestigio ante la admiración que ocasionaban estas catedrales.

El nivel cultural de los constructores de catedrales era alto entre la sociedad de su época ya que sus conocimientos y reglas de construcción requerían cierta y larga preparación. La buena fama de estos profesionales se basaba en el secretismo de sus conocimientos.