martes, 26 de febrero de 2008

Fotografía Andina Encuadre y Desplazamiento



“perdonen la tristeza”
Cesar Vallejos

Ahora bien, en los últimos años, con la ebullición turística que ciudades como Cusco han tenido, la producción postal se ha incrementado fuertemente en Perú. Ya no aparecen en los stand de souvenir sólo las imágenes de Chambi u otros fotógrafos de la época, sino más bien numerosas imágenes impresas por empresas publicitarias, cuyos fotógrafos la mayoría extranjeros, franceses y españoles han desarrollado otro estilo o mirada respecto de los Andes y que en cierta forma advierto desplazada de las originales que hemos visto.
El indígena sigue apareciendo de manera central en las composiciones sin embargo la transferencia de patrones ideológicos asociados a estos grupos hegemónicos, dueños de las industrias culturales han convertido a los sujetos en estereotipos esperpénticos, comerciables y exportables.
Niños sin zapatos y en harapos, mujeres sucias, hombres ebrios tirados en el piso, se han descubierto como la fotografía “típica y folclórica” que expone la pobreza y marginalidad en la que se encuentran y en cierta forma imponen una forma de conocimiento, de poder y de dominación sobre las cuales se constituye un imaginario sobre lo andino.
Los contenidos trasmitidos por estas industrias imponen ciertos gustos o verdades que no están sólo desarrolladas para el ámbito de la entretención, y en este caso para confirmar la bitácora de viaje de los turistas, sino que se genera una imposición, tal vez sutil pero yo diría no menor, de ciertas estrategias que agudizan modelos de exclusión.
La foto de niños, es un claro ejemplo de estas estrategias de representación. Se convierten imágenes exportables de la miseria latinoamericana. Niños en una condición de precariedad, niños que no poseen las ventajas de “los otros” de la alta cultura, niños vistos desde una condición de retraso, y que, en cierta forma, la foto pretende exponer como un estado natural de las cosas acentuando con ello el antagonismo maniqueo entre civilización y barbarie.
Como señala Susan Sontag “la industrialización de la fotografía permitió que fuera rápidamente absorbida por métodos racionales – o sea burocráticos-de dirigir la sociedad. Las fotografías dejaron de ser imágenes pintorescas para formar parte del decorado general del medio ambiente, hitos y confirmaciones de esa aproximación reduccionista de la realidad que se considera realista. Las fotografías se pusieron al servicio de importantes instituciones de control…como objetos simbólicos e informativos”[1]
Creo intuir en estas imágenes ciertos mecanismos de dominación basados en matrices de repetición o habitus según palabras de Bourdieu que al “ser universalmente compartidas, se imponen a cualquier agente como trascendentes”[2], modelos reproducidos una y otra vez que terminan siendo una regla, una creencia, una verdad.
Mi intención, al finalizar, es exponer estas imágenes para abrir una reflexión. Tomo las palabras de Foucault “mi propósito no es, hacer un trabajo de historiador, sino descubrir por qué y cómo se establecen relaciones entre acontecimientos discursivos. Si hago esto es con el fin de saber lo que somos hoy”

[1] Sontag, Susan. Sobre la Fotografía. Edhasa, Barcelona, 1996.p.31
[2] Bourdieu, Pierre. La dominación Masculina. Anagrama, Barcelona, 1999.p 49

* extracto de ponencia presentada en las VIII Jornadas de Estudiantes de Postgrado con la ponencia “Fotografía Andina”. Universidad de Chile. 2007

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